La primera vez que escuché a Donovan (que supe de su existencia, vaya) fue en el documental de D. A. Pennebaker Don’t Look Back, sobre la gira por Reino Unido de Bob Dylan en 1965. Donovan tenía 19 años por entonces y apenas llevaba un puñado de meses en la palestra cuando ya empezaron a llamarlo el «Bob Dylan británico». Esto molestaba especialmente a Dylan, que estaba en esa etapa insoportable de su vida (la fama, las críticas, las drogas) que necesitó de un accidente de moto para llegar a su fin. Total, que aquel Dylan pasado de vueltas la tomó con Donovan y durante todo el documental se puede observar la obsesión de éste por desacreditar al joven escocés. El momento cumbre del documental se produce cuando se juntan en una misma habitación rodeados de aduladores, cada uno con su propio séquito. El público se empeña en enfrentar a ambos cantautores hasta que por fin Donovan toma su guitarra y con los nervios de aquel que acaba de conocer a su ídolo toca To Sing for You. Dylan parece burlarse aunque yo diría que está disfrutando. La escena termina cuando Donovan, muerto de vergüenza, finaliza su interpretación y le entrega la guitarra a Dylan para pedirle que toque It’s all over now Baby Blue.

El caso es que a mí me flipó esa actuación de Donovan, añadí la canción a mi colección. Lo extraño de la situación es que no investigué nada más acerca del artista, ese único tema quedó guardado en mi biblioteca como recordatorio de que un día disfruté de la música de Donovan en un hotel de Inglaterra. Pero estaba claro que un tipo como aquel volvería a cruzarse en mi camino más pronto que tarde.

Ocurrió en una tienda de campaña, mientras un puñado de amigos bebíamos cerveza esperando en las primeras horas de la tarde de un festival. Mientras los conciertos no daban comienzo mi amigo Sergio era el encargado de elegir la música. En un momento de la tarde empezó a sonar Hurdy Gurdy Man. Si conocéis la canción entenderéis mi reacción al escucharla por primera vez: aquello era un melocotonazo. Enseguida le pregunté a Sergio por aquel tema y me comentó que era de Donovan y que la había escuchado en una película sobre drogas o algo así (la película es Spun). En seguida relacioné el nombre con el de aquel músico del documental de Dylan. De regreso a casa una vez concluido el festival busqué la canción y la escuché una y otra vez.

Hurdy Gurdy Man fue la responsable de mi inmersión en Donovan. Buscando información sobre la misma me topé con la leyenda que relaciona la fundación de Led Zeppelin con las sesiones de grabación del tema. Además la letra había sido compuesta en la India durante el famoso viaje de los Beatles, con Donovan formando parte de la comitiva (el mismo George Harrison participó en la composición de Hurdy Gurdy Man). Con todos esos ingredientes estaba listo para empezar a escuchar la discografía del escocés desde el principio.

Si bien la carrera de Donovan está formada por un montón de etapas diferentes sin duda las más interesantes son las dos primeras. Tras sus primeros trabajos como músico puramente folk supo reconducir su carrera con la llegada de la psicodelia, combinó sus revolucionarias técnicas como guitarrista acústico con los nuevos sonidos eléctricos del «flower power». Su tiempo en primera fila fue breve pero a finales de los sesenta pasó por ser uno de los músicos más influyentes del mundo y sus directos gozaban de gran reputación. En aquellos días coló en las listas de éxitos varios temas que han quedado para la posteridad como Wear Your Love Like Heaven, Sunshine Superman, Season of the Witch, Mellow Yellow, Atlantis o el ya mencionado Hurdy Gurdy Man. Por supuesto, adoro al Donovan psicodélico pero para mi gusto el que marca la diferencia es el primer Donovan.

Soy un apasionado de la música folk, cualquiera que me conoce lo sabe. El folk tiene algo de reverencial: las mejores canciones conservan una sabiduría antigua que nunca pierde el pulso de la actualidad. «If it was never new and it never gets old, then it’s a folk song». En el caso de Donovan esto explica como a pesar de que sus temas psicodélicos siguen sonando en películas y series son los éxitos más modestos de su primera etapa (Catch the Wind, Colours) los más versionados y aclamados. Entre los “puretas” del folk Donovan ha conseguido colar algunas canciones en el canon de imprescindibles y es quizá este hecho el que lo convierte en inmortal (o al menos lo que le mantiene vivo en el repertorio de cientos de músicos).

He escogido Ballad of Geraldine como mi canción favorita de Donovan. El patrón de fingerpicking es delicioso y en combinación con la letra conceden al tema un inconfundible estilo medieval que caracterizó los primeros discos del escocés (este tema es del álbum Fairytale de 1965). Seguramente eso es lo que más me gusta de Donovan: de entre los grandes nombres de la folk revival de los sesenta él fue el que mejor supo combinar el sonido del folk americano con las viejas tradiciones británicas. Marcó el camino para unir dos mundos que llevaban ya un tiempo ejerciendo influencia el uno sobre el otro pero que no terminaba de cuajar en la nueva generación.

Una canción que me traslada a otro mundo desde la primera estrofa. Está grabada a fuego en mi memoria.

Oh, I was born with the name Geraldine
With hair coal black as a raven
I travelled my life without a care
Ah, but all my love I was saving